Se lo había dicho a si misma mil veces. Sabía que aquello no
estaba bien, pero quería recordarlo todo para cuando se fuese. Beth abrió el
arcón y desenvolvió la cámara con mucho cuidado. Le daba miedo que aquella
reliquia se convirtiese en polvo en las manos, pero sabía que no iba a ser así.
J.J le había advertido que no debía de coger la cámara, que era demasiado
peligrosa. <<¿Peligrosa? ¿Cómo va a hacer daño algo tan bello como la
capacidad de inmortalizar los recuerdos?>> Ella no tenía cámara propia
así que se había obligado a hacer caso omiso a J.J. Cuando se marchase de allí
no sabría cuánto tiempo tardaría en olvidarle, a David, a Kate, a Elliot o a
todos los demás. Por eso había pensado en hacerles unas cuantas fotos para
llevarlos siempre consigo. Ella sabía que J.J. tenía una antigua cámara
guardada en el desván, pero cuando se la había pedido él la había lanzado
esa advertencia.
Miró su reloj de pulsera. Las doce y
media de la noche. Se había colado por la ventana de la planta de abajo cuando se
había cerciorado de que ya estaban todos dormidos y había subido al desván sin
hacer el más mínimo ruido. Pero ahora llegaba la parte difícil del plan. Bajó
las escaleras en calcetines, con las zapatillas en una mano y la cámara en la
otra. Se acercó a la habitación de J.J. y abrió la puerta lentamente, evitando
que hiciese ruido. Allí estaba él, metido en la cama y tapado casi hasta las
cejas a pesar de que era primavera. Se acercó a la cama y se puso de cuclillas
enfrente de él. Estaba tan...tranquilo. Después de lo que había pasado con
David en esas últimas semanas era precioso verle así de plácido. Entre ellos
las cosas no iban demasiado bien, pero J.J. no tenía por qué pagar por los
cambios de humor de David.
Y ella quería inmortalizarle así,
tranquilo, plácido, hermoso. Respiraba pausadamente, y se revolvía de vez en
cuando pero le resultaba tan bello que decidió que ese era el mejor momento.
Puso el objetivo y enfocó la lente. La luz no era del todo buena, pero la luna
alumbraba lo suficiente la habitación.
"CLICK"
Ya estaba. La foto
salió por la ranura de la cama y la miró. Seguro que era...perfecta. Ahora solo
quedaba esperar a que se revelase. Miró de nuevo a J.J. <<Es al que más
voy a echar de menos...Y lo peor es que él nunca lo va a saber>> Le besó
en la mejilla. Era lo más cerca que iba a estar de él pero...estaba peligrosamente frío. Demasiado pálido, demasiado quieto como para seguir latiendo. Beth ahogó un grito, retrocediendo. <<No...no puede
ser...>> La foto se le escapó de las manos y cayó entre las sábanas. En
una imagen estática, J.J. se debatía por salir de la cama, por escapar de una
niebla blanquecina que se le colaba por la garganta y parecía colarse en la
cámara. Y entonces se dio cuenta de porque la foto parecía tan real. Esa
era la última foto del último aliento de su amor. La cámara le había robado el
alma y sin alma...solo era un montón de carne y huesos tendidos en la cama.
¿De verdad un recuerdo valía tanto como para perderle?
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